Hace unos cuarenta años yo pasaba los veranos en una residencia en el pueblo cántabro de Mazcuerras. La finca La Peñiga se encontraba en las laderas montañosas de las afueras del pueblo, y siempre me atraía especialmente por sus maravillosos árboles, que según me informe después, eran debidos a que la finca había sido originalmente un vivero. En los años ochenta, al enterarme que se vendía, me apresuré a comprarla. Hay que destacar que cuando lo hice, aquello era sólo un monte, con un pequeño invernal de piedra que aún conservamos.

La Peñiga poseía los dos requisitos que consideraba necesarios para hacer un gran jardín: el desnivel y el agua.

Comencé por plantar aquellos árboles de especies que más me interesaban,y al mismo tiempo inicié, con la inestimable ayuda de un gran amigo, la construcción de la primera fase de nuestra actual vivienda de madera.

Durante los años siguientes, mi mujer y yo hicimos una serie de viajes por Inglaterra y Estados Unidos, visitando sus grandes jardines. Y con toda la información recogida, iniciamos las primeras plantaciones y la construcción de los estanques, llevando a cabo al mismo tiempo la ampliación de la vivienda.

Con el paso del tiempo, y después de mucho esfuerzo e ilusión, puede decirse que La Peñiga, como proyecto de jardín y paisajismo, ha llegado a su madurez, proporcionándonos con ello una gran satisfacción. Recientemente hemos decidido hacer la finca alquilable, con lo cual esperamos conseguir que La Peñiga se convierta en un enclave de belleza compartida con nuestros invitados.

Disfruta de la tranquilidad y el descanso
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